VOLANDO DEL NIDO

HOLA MUNDO!!!

Hace mucho que no me asomaba por el espacio bloguero nI por las redes pero tuve mis motivos para estar un tiempo alejada, a parte de estar tapada de trabajo y muy concentrada en mis estudios, fueron otros los motivos los que me hacían no tener ganas de escribir. Realmente estuve dudando de escribir este post, y no por querer dar explicaciones de mi desaparición repentina y tan extendida por el blog, si no porque no estaba segura de si era buena idea publicar mis cuitas personales.

Pero por suerte tengo una pequeña «hada madrina blogueril», una gran amiga que me aconseja siempre que lo necesito, que me ha dicho que muchas veces este espacio sirve para desahogarse de esos temas y cuestiones que no puedes hablar con nadie, como si fuera un diario, y que como tal ayuda a desahogarse. Así que he actuado en consecuencia y decidí escribir esta entrada a modo de desahogo y contando los motivos que me llevaron a no tener ganas de escribir.

Siempre se han dicho que dejar el nido es duro y que las madres los pasan muy mal cuando sus polluelos vuelan para hacer su vida… ¿pero que pasa cuando es la madre la que deja el nido para intentar tener una vida mejor o para encontrar trabajo para mantener a sus hijos? Nadie habla de eso ni de la soledad y sensación de abandono que se siente a pesar de que no sea así. ¿Cómo se llama eso?

Me explico. Toda mi vida mi madre y yo hemos sido muy apegadas la una a la otra, por más que nos pelearamos, al ratito ya estábamos bien de nuevo y dándonos mimitos.

Hace 10 años las dos, por decisión propia, decidimos emprender la aventura de dejar nuestro país para venir a España en busca de nuevas y mejores oportunidades de vida, de trabajo y de estudio y lo conseguimos.

Nunca nis habíamos separado, ni siquiera cuando me casé, que por  motivos económicos decidimos los tres vivir juntos, compartiendo gastos, mi madre, yo y mi marido (Aby).

Después de varios años viviendo juntos desarrollamos los tres un vínculo muy bonito, una familia unida y cariñosa que ha pasado de todo, desde peleas, viajes, separaciones, fiestas, enfermedades, entre otros. Pero por culpa como siempre del dinero, en febrero de este año (2017), mi madre tomó la decisión de marchar de nuevo a su país para intentar encontrar trabajo porque aquí la cosa estaba mal, y ella ya tiene una edad, de esas que en cada entrevista de trabajo te dicen:-«NO SEÑORA, USTED YA ES MAYOR Y NO PUEDE TRABAJAR».- (Ironía total, siendo que la jubilación es a los 67 años).

Bueno, pues es en este punto donde empieza mi dilema. Nos mudamos a una casa más pequeña y económica para que pudiéramos pagarla Aby y yo solos. Hasta que ella se fue yo me estuve aguantando la tristeza y las lágrimas, vamos… que me hacía la fuerte para que mi madre no sufriera por mi, pero por dentro me estaba muriendo.

Finalmente el día que la llevamos al aeropuerto no pude contenerme más y rompí en llanto, a mares, totalmente desconsolada porque ya no iba a estar con nosotros y es que yo me quedaba sola en la casa porque para poder pagar los gastos Aby tenía que quedarse en Cartagena y sólo lo veía (y lo veo) los fines de semana.

Esa noche de la despedida lo pasé fatal, lloraba como si me hubieran quitado un pedazo de mí, como si algo dentro mío se hubiese muerto. Muchos diréis:- «¡QUÉ EXAGERADA ERES!»… «SOLO SE HA IDO A TRABAJAR A SU PAÍS»  (como si estuviese aquí al lado, sabéis). Y he aquí el quid de la cuestión.

Nosotras, nunca nos habíamos separado, vivimos muchas cosas juntas, pasamos tantos problemas juntas y juntas los superamos y ese despegue tan repentino fue un gran shock para mi, además que no es lo mismo estar en la provincia de al lado a que nos separe un océano entero de distancia.

Pero lo que más me molestaba de la gente de mi alrededor (con algunas excepciones) era la forma tan frívola de consolarme que tenían. He tenido que soportar escuchar:-

«BUENO, PERO AHORA YA PODÉS ESTAR SOLA CON TU MARIDO»…

«UNA PAREJA TIENE QUE VIVIR SOLA»..

«LAS SUEGRAS SÓLO MOLESTAN»…

«AHORA PODÉIS HACER HACER VUESTRAS COSAS SIN QUE LOS INTERRUMPAN»

«TAN POCO ES PARA TANTO, YA SOIS MAYORES Y TENÉIS QUE HACER VUESTRA VIDA»

«NO PODÉS SEGUIR TRISTE DESPUÉS DE UNA SEMANA»

«YA TENÉS 27 AÑOS, TENÉS QUE SER MAYOR».

Digamos que muchos otros pensamientos y comentarios se podía leer entre líneas-

Al tercer día de su marcha tenía que obligarme a contestara la pregunta de: ¿cómo estás?… que estaba bien, porque si decía lo contrario ya me juzgaban y tenía que seguir escuchando esas dichosas frasecillas de tono despectivo. Además de otras como: «Es que como tu mamá no hay otra»… «Es que Edu (mi madre) limpiaba mejor». Esto respecto al trabajo, tenía que aguantar que me compararan con ella y no hay cosa que me molesta más y es que me comparen con alguien más. Sí ella lo hace mejor,  a mi no me gusta limpiar, no es mi fuerte,  no se me da bien y  lo reconozco, pero ella es ella y yo soy yo y punto!!!

Sólo algunas personas entendían por lo que realmente estaba pasando, gente que nos conocían de verdad y sabían nuestra historia y por todo lo que pasamos, ya no sólo nosotras sino los tres juntos. La gente no lo entiende y como lo que normalmente no entienden lo juzgan y atacan, eso es lo que nos pasó a nosotros.

Y mi pregunta es: ¿Por qué tenéis que  juzgar nuestra forma de vivir?

¿Por qué por el mero hecho de vivir yo con mi madre aún con 27 años asumen que soy una niñata consentida e inmadura a la que su madre le sigue haciendo las cosas? ¿o que mi madre no nos deja hacer vida de pareja o que se mete en nuestra relación?, o la otra de que el yerno y la suegra se tienen que llevar mal por huevos.

Sabéis, no siempre es así, nosotros somos una familia y como tal no se puede pretender que en 3 días yo ya estuviera bien, feliz y celebrando que mi madre ya no estaba y nos dejara vivir nuestra vida de casados.

Mentiría si dijera que esta experiencia no me ayudó a madurar, porque lo hizo o que no me gustó vivir sola con  mi marido. Sí, después que pasó la tormenta lo disfruté y nos gustó. Pero aún así la echábamos de menos porque su presencia con nosotros no impedía que nos comportáramos como un matrimonio. La única diferencia que había era que podíamos compartir gastos y no vivir con la soga al cuello.

Buff, por fin me desahogué, realmente lo necesitaba y ahora puedo decir que ya me da igual lo que piense la gente de que vivimos, una pareja casada, con mi madre, porque por supuesto al regresar mi madre a España, esa misma gente de consuelos frívolos volvieron a juzgarnos, pero sabéis que, ya me da igual, que les peten, nosotros sabemos los  motivos por los que estamos en esta situación y nadie más necesita entenderlo y si les pica que se rasquen.

Y desde aquí os digo que siempre voy a estar por siempre agradecida de todo corazón a los que realmente me entendieron, que estuvieron a mi lado, que sufrieron y lloraron conmigo cundo peor estuve y que aquellas que no sabían que decir me ofrecían su abrazo y consuelo sincero y con eso me bastaba (casualmente muchos de ellos eran extranjeros o con familias que están lejos). A todos ellos muchísimas gracias porque fueron mi apollo y mis fuerzas, empezando por mi marido que se quedó despierto la primera noche conmigo hasta las 4 de la mañana siendo que entraba a trabajar a las 7 de la mañana. Él es y será siempre mi más grande apollo.

Y este post va dedicado a todos aquellos que nos miraron mal y juzgaron, y  a quien me recomendó que lo escribiera para poder desahogarme aunque nadie lo  lea.

Y si hay alguien que esté pasando por los mismo que yo pasé, mi único consejo es que hagáis oídos sordos a esos críticos que hablan por hablar porque no tienen nada mejor que hacer y os apoyéis en quienes sí os entienden y apoyan, que el hecho de echar de menos, llorar y estar triste por tu madre, padre o familia no te hace menos maduro, demuestra que tenéis un vínculo muy especial que más de uno de los que hablan lo quisieran tener.

Cada uno tiene un tiempo de proceso del dolor y desapego y hay que respetarlo, no todo el mundo puede estar bien en 3 días, en una semana o en 2. Hay que dejar que el tiempo pase y no hacer caso de las habladurías. Y hay una frase que siempre me gusta recordar cuando tengo problemas o estoy depre y me ayuda a estar mejor:

«Esto también pasará»

A todos gracias y hasta la próxima.

PD: perdón por el rollo XD.

POR FAVOR, COMPARTIR SI ALGUNA VEZ OS HA PASADO ALGO PARECIDO CON UNA MADRE, PADRE, TÍOS O HIJOS.

2 comentarios en “VOLANDO DEL NIDO

  1. adanyl dijo:

    ¿Qué se puede esperar de una sociedad que quiere, que al momento de nacer un bebé no necesite a su madre y no sea un llorón? Pues eso… Ya sabes que tengo a mi familia lejos, que los veo con suerte 3 veces al año. Apenas unos días. Ahora van a venir de vacaciones y me alegra que vengan, pero sigue siendo duro cuando se van. Me cuesta volver a acostumbrarme a solo llamadas o mensajes. Pero bueno. Es lo que hay. Me alegro de que al final decidieras escribirlo. Y por si acaso en algún momento he sido una de esas personas frívolas. Lo siento en el alma. Muchas veces para intentar ayudar digo cosas en plan broma, para intentar quitarle hierro al asunto, y seguro que en algún momento la he cagado bien gorda. ¡Un abrazote!

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